Empezando y por qué hago lo que hago

Empezando (y por qué hago lo que hago)

Cuando en el año 2012, la empresa de promoción turística para la que trabajaba (por la que me había mudado de ciudad y de isla, por la que había dejado a mi pareja a 2000 kilómetros de mí, por la que había renunciado a un trabajo «seguro», fijo y bien remunerado, y en la que había invertido tiempo, cariño, pasión y toneladas de esfuerzo) me echó a la calle mediante un despido leonino, supe que había llegado el momento de hacerme mi pregunta preferida. La pregunta que ha guiado mi vida desde mis años de universidad hasta la actualidad:

“Y ahora… ¿Qué me gustaría hacer o probar que me hiciese feliz?”

A los 39 años, desmotivada y decepcionada, sin norte, sin trabajo y en el paro (como muchos otros españoles durante “la crisis”) lo que más me apetecía era largarme de España durante una temporada. Empezar de nuevo.  Y así lo hice.

Después de que declarasen mi despido improcedente, y con una pequeña indemnización en el bolsillo, decidí que quería pasar una temporada perfeccionando idiomas. Primero viví un tiempo en Dublín y después en Hamburgo.

Aquel cambio de escenario, de clima, de idioma, de vida, significó un gran soplo de aire fresco para mí. Volví a la vida de estudiante, empecé a plantearme nuevos objetivos. A ilusionarme otra vez.

Cuando acabé el curso en Dublín y me mudé a Hamburgo, estaba decidida a quedarme un tiempo en Alemania. Tuve suerte, y a través de la escuela de alemán, encontré una habitación barata en una casa compartida con gente que se convirtió en mi familia durante aquellos meses. El reto llegó cuando acabaron las clases y ya no tenía nada «obligatorio» que hacer. Tuve que inventarme una «rutina» para saltar de la cama y adueñarme del día, antes de que mi edredón lo hiciese por mí.

deje-de-usar-la-palabra-crisisCada día, enviaba unos cuantos currículums con una carta de presentación personalizada, como había aprendido en mis cursos, para las ofertas de trabajo que encontraba en internet. Nevase, lloviese o hiciese sol (y muchas veces sucedían las tres cosas en el mismo día) me obligaba a salir de casa. Iba a la biblioteca central de Hamburgo, estudiaba alemán, conversaba con otros extranjeros en alemán y sacaba libros y vídeos en inglés y alemán.

Por la noche, regresaba a casa y repasaba las respuestas de las empresas a las que había mandado mi currículum (en Alemania, aunque no te seleccionen, la mayoría de las empresas te manda al menos un e-mail de agradecimiento por haberles enviado el currículum. En una ocasión, recibí incluso una carta por correo ordinario firmada a bolígrafo en la que me decían que la plaza había sido cubierta por otra persona) y buscaba nuevas ofertas para el día siguiente.

Poco a poco, se fue gestando en mí la idea de montármelo por mi cuenta. De ofrecer servicios de social media y diseño a empresas y emprendedores. De crear mis propios diseños y venderlos a través Internet. Incluso me estuve asesorando sobre cómo darme de alta de autónomo allí. ¿Tenía «lo que hay que tener» para dar ese salto?

Bicicleta frente a la Biblioteca Central de Haburgo Con Bigote Blog

Seguí enviando currículums y haciendo todos los cursos que podía (la mayoría gratuitos) para continuar formándome, mientras «la idea» seguía rondando en algún rincón de mi cabeza. Pasaron los meses, y sin trabajo estable, con cada vez menos dinero, un alquiler y una hipoteca  a 40 años que pagar puntualmente cada mes, empecé a ampliar mi radio de búsqueda de trabajo a ofertas en España.

Y funcionó. Conseguí trabajo como comercial para un precioso hotel en Lanzarote. Empaqueté todos mis libros de gramática alemana, los jerséis de lana, las botas, gorros, guantes y bufandas. Dejé Hamburgo y mi sueño de emprender, y cambié mi pequeño cubículo en una casa compartida, con baño y cocina compartidos con otras tres personas, por una estancia de 80 metros cuadrados con comedor, 3 armarios, bañera y ducha para mí sola. El día que entré en esa habitación, lloré de alegría como una niña.

Y empecé de nuevo.

Moin, moin, Hamburg!

Moin, moin, Hamburg!

Durante los tres años siguientes, además de sentirme tremendamente agradecida cada día por ese giro en mi vida,  aprendí todo lo que pude sobre cómo funcionan los hoteles, cómo se venden, cómo se comercializan on-line, qué hace cada departamento, cómo se gestionan ocupaciones, cómo se cierran ventas y cómo se vende un hotel a puerta fría. A los 40, aprendí una nueva profesión, practiqué idiomas, hablé en público, impartí trainings, viajé y trabajé. ¡Vaya si trabajé! Reconozco que me gané a pulso cada centímetro cuadrado de mi fabulosa habitación. Vivir en tu lugar de trabajo es la excusa perfecta para no dejar de trabajar nunca.

Pero después de algún tiempo en hoteles, esa idea de emprender algo propio, de tener un proyecto creativo, de dar más de mí y de aportar a través de mis servicios y conocimientos, volvió a visitarme. Y un día sentí, nuevamente, que era el momento de volver a mirarme al ombligo y hacerme “la pregunta”.
¿Qué me gustaría hacer o probar que me hiciese feliz?”

Y como otras veces, mi ombligo sabía la respuesta. Hice las maletas y regresé a casa.

Y así nació este proyecto. Empecé de nuevo.

Con toda la inconsciencia del mundo, también con miedos y mil preguntas, pero con mucha ilusión y voluntad de crear, de ayudar y dar lo mejor de mí misma en todo lo que ofrezco. Porque sé que esto es lo que me hace feliz.

Èste es el primer post de mi blog. Se lo dedico a mi abuela Concha, de quien he heredado el nombre y la pasión por la vida, y que falleció hace justo 4 años, cuando yo estaba en Alemania.

¿Y tú? ¿Cuál es el mantra de tu vida? ¿Cómo buscas tu norte cuando lo has perdido? ¿Qué es lo que te impulsa cada día a saltar de la cama y hacer lo que haces? ¿Y a empezar de nuevo?

4 Comments
  • Sonia Gamundi
    Posted at 15:52h, 26 octubre Responder

    Como muestras con tu experiencia vital, nunca es tarde para reinventarse!! Con la actitud positiva y la pasión que pones en lo que haces, te irá bien seguro! ¡Enhorabuena!

    • Con Bigote
      Posted at 20:43h, 26 octubre Responder

      ¡Muchas gracias, Sonia!

      Tu apoyo y todas tus enseñanzas han sido vitales para mí en esta etapa y me siento tremendamente afortunada por poder poner en marcha este proyecto en compañía de gente tan creativa de la que inspirarse y aprender, como tú y el resto de la «Familia Animartec».
      ¡Un pequeño reto superado! ¡Un pasito más!:)

  • Pingback:Lidiando con el miedo a emprender. Cómo superar los primeros miedos.
    Posted at 06:32h, 17 noviembre Responder

    […] por cuenta ajena, decidí “saltar”, darme de bruces con mis miedos más profundos, y emprender de una vez por todas mi proyecto […]

  • Pingback:5 pasos para emprender y conseguir tus objetivos
    Posted at 07:10h, 13 febrero Responder

    […] mi año “año nuevo, vida nueva” empezó en Abril de 2016 (puedes leer el post en el que lo explico aquí), tengo muchos proyectos para 2017. Y también quiero ser más eficiente a la hora de acometer esos […]

Post A Comment

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.